Guatemala, en el umbral de la incertidumbre

El gobierno de Jimmy Morales, quien asumirá el poder en Guatemala el próximo jueves 14 de enero, se iniciará en medio de un panorama poco promisorio y cargado de incógnitas. Los prolegómenos de su gestión han tenido de todo: renuncia del presidente Otto Pérez Molina y la vice presidenta Roxana Baldetti, acusados de liderar una poderosa red de defraudación tributaria –conocida como La línea– quienes guardan prisión preventiva en espera de los juicios respectivos, en compañía de prácticamente toda la cúpula de su gobierno y, a partir de ahí, las investigaciones de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala, Cicig, quien en conjunto con el Ministerio Público y siguiendo el hilo de la trama, han logrado desarticular otras redes incrustadas en distintas dependencias del Estado.

Sin embargo, en este espectacular giro de los acontecimientos incidió de manera determinante la ciudadanía, movilizada de manera fulminante por medio de las redes sociales y potenciada por un escenario de escándalos de tal magnitud, que no le dejó otra opción más que lanzarse a las calles exigiendo justicia y transparencia. Estas protestas masivas, hecho insólito en una población poco acostumbrada a manifestarse y temerosa de las consecuencias, se dieron no solo en la capital sino también en las principales ciudades del país.

En ese contexto se realizó el proceso electoral, en el cual participaron 14 binomios presidenciales, quedando en los primeros lugares el partido FCN Nación con Jimmy Morales a la cabeza, actor cómico de un popular programa de televisión; UNE con Sandra Torres, una política sagaz y experimentada, ex cónyuge del ex presidente Álvaro Colom; y Lider, con Manuel Baldizón, un ambicioso empresario quien invirtió una enorme fortuna para asegurarse el mando del país. Estos dos últimos, muy cercanos en las encuestas.

Los resultados dieron pase a Torres y Morales hacia un balotaje difícil de predecir, el cual finalmente dio una estrecha victoria a un sorprendido Jimmy Morales, cuya elección se interpreta como la máxima expresión de repudio a la clase política y la esperanza de una población decepcionada y escéptica que apuesta por una posible perspectiva de cambio.

Los demás protagonistas

En otros espacios del escenario figuran diversos agentes de poder: las cámaras empresariales, cuyos privilegios y poder de maniobra las mantiene constantemente en la mesa de negociación; las organizaciones sindicales del sector público, en constante pie de batalla por consolidar sus conquistas económicas; Estados Unidos por medio de su embajada, presente durante toda la crisis de gobierno como uno de sus principales protagonistas; ciertas instituciones del Estado, como las Cortes Suprema y de Constitucionalidad, en cuyas manos están las decisiones fundamentales del proceso de justicia; y, de manera incipiente, una población empoderada y dispuesta a hacerse oír ante los abusos del sector político.

El papel antes protagónico de los medios de comunicación, sin embargo, por primera vez tuvo una contrapartida inesperada en las plataformas digitales, las cuales se convirtieron en el mecanismo de movilización popular por excelencia gracias al uso masivo de dispositivos inteligentes en todos los estratos de la población.

Pero uno de los sectores más influyentes es el militar, especialmente la vieja guardia conformada por oficiales de alto rango en situación de retiro –muchos de ellos organizados en Avemilgua, una asociación de veteranos militares del ala dura de la institución armada, quienes fundaron su partido en 1995, un año antes de la firma de los Acuerdos de Paz, plataforma política del presidente Morales. Muchos de estos oficiales, quienes han permanecido en posiciones estratégicas cerca de los más altos círculos de poder, han sido señalados de tener estrechos vínculos con el crimen organizado.

Sin embargo, y nada menos que una semana antes de la toma de posesión del nuevo mandatario de la nación, este sector se ha visto afectado de manera sorpresiva por la captura de 18 de sus miembros, todos en situación de retiro, acusados por crímenes de lesa humanidad durante el conflicto armado, el cual dejó en Guatemala más de 200 mil muertos y desaparecidos y uno de cuyos principales líderes, Efraín Ríos Montt, ha sido declarado culpable de genocidio.

El escenario de la toma de posesión de Jimmy Morales, en resumen, presenta pocos indicios de certidumbre a una sociedad que ha ido de decepción en decepción, testigo de una cadena de administraciones a cual más corrupta, pero sobre todo carentes de la voluntad política para consolidar una democracia endeble y un sistema de privilegios que la socava. 2016 será, sin duda, la prueba de fuego para un presidente novato al mando de una nave que hace agua.

@carvasar

 

Sombras y luces, la historia se repite

Un cambio de gobierno no siempre significa cambio de ruta

 

El contexto no podía haber sido más complicado para la celebración de la ceremonia de relevo de las autoridades para el próximo período de gobierno. La captura de importantes militares en situación de retiro, acusados por crímenes de lesa humanidad, le resta brillo al brindis del futuro presidente, cuya campaña y posterior elección tuvo el apoyo cercano de ex miembros del ala dura del Ejército, lo cual no deja de arrojar una sombra de duda sobre la capacidad del nuevo mandatario para asumir una posición de respeto absoluto por la independencia del sector justicia.

En cuanto a los aspectos positivos de esta nueva etapa del quehacer político, el más relevante es la actitud ciudadana de vigilancia y fiscalización, la cual, aun cuando es incipiente y no ha alcanzado su madurez, es un inicio de cambio respecto de su pasividad acostumbrada. Este despertar, de mantenerse y crecer, podría representar el pivote sobre el cual gire el timón político. La sociedad deberá trabajar sobre estos nuevos términos y asumir su papel como contralor externo de un sistema usualmente corrupto y mediocre de administración del Estado.

Lo más urgente a partir del 14 a las 14 debería ser la revisión de los pesos y contrapesos en todo el sistema político y económico del país. Comenzar a revisar con lupa y machete los privilegios, los subsidios, los gastos de las distintas dependencias y los sistemas de control financiero, para que el poco dinero disponible se utilice en donde se necesita y no se vaya por las alcantarillas hacia los bancos nacionales y extranjeros, en cuentas privadas.

Con la misma acuciosidad con la cual el equipo de gobierno se acomoda en sus despachos, debe reenfocar las políticas públicas hacia el desarrollo integral del país, poniendo especial énfasis en los sectores de menores ingresos y en las nuevas generaciones. Guatemala no tiene por qué ser un país de tercer orden con una clase trabajadora semi o totalmente esclavizada por obra y gracia de malas prácticas legislativas, cuando con un acertado giro de su sistema educativo podría tener el talento suficiente para trascender como una nación productora de tecnología.

Del mismo modo como sucedió con las administraciones anteriores, esta tendrá a partir del jueves el futuro del país en sus manos. Si sigue la tradición y se monta al carro del tráfico de influencias, de las negociaciones bajo la mesa, de los privilegios fiscales, de la protección a los monopolios y realiza una selección de funcionarios basada en el clientelismo, el compadrazgo y el pago de favores –como suele suceder- entonces el fracaso está marcado y será uno más de los gobiernos señalados por la historia como gestores de miseria y subdesarrollo.

De proceder con inteligencia y visión de nación, podría convertirse en la primera administración capaz de alcanzar las metas de desarrollo mínimas para propiciar el avance en los indicadores de desarrollo social, actualmente en el sótano de las estadísticas y vergüenza nacional ante el resto de la región y el mundo.

Durante 2015 hubo cambios significativos en la dirección correcta. El comportamiento de algunas instituciones como el Ministerio Público y el sistema de administración de justicia con la apertura de investigaciones y juicios emblemáticos contra personajes señalados por corrupción y otros delitos, las muestras de incorruptibilidad de algunos funcionarios, la decidida acción de la ciudadanía en sus demandas de transparencia, han sido una luz prometedora de nuevos logros. Que no se retroceda, que el avance se consolide con un ejercicio honesto y de compromiso real con el país y sus habitantes.

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